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Representantes de universidades reflexionaron acerca del papel que juega la academia para proponer soluciones a necesidades, demandas o problemas de la sociedad.

¿Qué papel tiene la academia como creadora y facilitadora de la innovación social? Representantes de universidades de la entidad reflexionaron acerca de este tema en el marco del XXXII Congreso Nacional de Posgrado del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado (Comepo), realizado en el ITESO.

Moderado por Óscar Fernández, director del Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología (Cegint) del ITESO, en el panel participaron Salvador Cervantes, director General Académico de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa); Carlos López, director de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana (UP); María Luisa García, coordinadora de Investigación, Posgrado y vinculación de la Universidad de Guadalajara (UdeG); Pablo Ayala, decano asociado de Formación Humanística y Ciudadana de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey (ITESM), y Francisco Urrutia, coordinador de Investigación y Posgrado del ITESO.

Aunque la representante de la UdeG afirmó que no existe una definición consensada de lo que es la innovación social, comentó que este concepto se refiere a un amplio rango de soluciones innovadoras, necesidades y problemas sociales.

"La innovación social nace como una idea nueva que puede materializarse en productos, servicios, modelos o estrategias que al mismo tiempo puedan satisfacer necesidades sociales, atender una demanda o resolver un problema social, generando relaciones de colaboración y un aprendizaje social", apuntó García Bátiz.

Francisco Urrutia, como representante del ITESO, enfatizó la importancia de que en los procesos de innovación social participe la sociedad civil organizada en colaboración con la academia, el gobierno e iniciativa privada, bajo un esquema de cuádruple hélice.

Señaló que Jalisco, a pesar de ser pionero en diferentes ámbitos a nivel nacional, es una tierra de contrastes.

"Es el estado donde está el municipio, Guadalajara, donde más personas murieron por enfermedades relacionadas con el hambre de 2001 a 2011. Es también un estado con tres mil desaparecidos, donde en los últimos años desarrollamos junto con otros estados la 'brillante' innovación de transportar los cadáveres en tráileres frigoríficos. De estos problemas tenemos que hacernos cargo mediante la innovación social", exclamó el académico.

"Tenemos que seguir tendiendo puentes entre universidades e interactuando para resolver estos problemas que amenazan con seguir desquebrajando nuestra sociedad", dijo.

"La innovación social abona a la reducción de brechas de desigualdad, exige la participación de nuevos actores y nos permite atender los derechos sociales básicos relegados por el mercado, además de que posibilita alinear las demandas del mercado profesional con los bienes internos de la profesión", agregó por su parte Pablo Ayala, del Tecnológico de Monterrey.

Carlos López añadió que la implementación de materias relacionadas con innovación social en todos los programas educativos, tanto en licenciatura como en posgrado, "es un tema que no se puede excluir".
Salvador Cervantes, de la Univa, resaltó la creación durante la presente administración estatal de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (SICyT), por medio de la cual se dio auge al impulso de proyectos relacionados con el emprendimiento social y la innovación social en Jalisco.

"Creo que puede ser replicado en diferentes estados y tiene que ver con el nuevo contexto de la ciudad y cómo se está cambiando la vida en la ciudad y las periferias", asentó.

Los Proyectos

Todas las universidades con presencia en el panel han apoyado, liderado y participado en proyectos que tienen a la innovación social como ingrediente clave.
El ITESO, por ejemplo, impulsa una agenda de investigación financiada por la propia universidad, que incluye proyectos para la solución de problemas económicos relacionados con pobreza y desigualdad, inseguridad alimentaria, corrupción y pobre generación de empleo; de salud y salud preventiva, que tengan que ver con enfermedades por obesidad y sobrepeso, desnutrición e insuficiencia en la cobertura del esquema básico de vacunación infantil, entre otros, y ambientales, relacionados con problemas de movilidad, la regulación de la contaminación atmosférica industrial y agropecuaria, y la gestión y consumo sustentable del agua y energía, señaló Urrutia.

La UdeG cuenta con una cartera de más de cien proyectos, entre los que destacan la creación de prótesis mamarias impresas con tecnología 3D, el desarrollo de un tratamiento de aguas residuales y la producción de biobutanol como combustible alternativo. Los dos últimos proyectos están en proceso de protección industrial.

Desde la UP se ha trabajado en la creación de un exoesqueleto para facilitar la movilidad de personas que requieren silla de ruedas. Esta universidad también promueve el Centro Colabore, que fomenta una cultura de integración social y laboral para personas con discapacidad.

La Univa impulsa el proyecto Chapalita libre de unicel, así como el Innovathon, dinámica interna que invita a sus estudiantes a desarrollar propuestas de solución de algún problema social en temas como basura y movilidad, entre otros.

El Tecnológico de Monterrey está próximo a inaugurar la planta procesadora del banco de alimentos de Monterrey, la cual será operada por estudiantes y profesores de dicha casa de estudios. Uno de sus egresados emprendió en Nuevo León las Clínicas del Azúcar, como estrategia social para diagnosticar, tratar y prevenir la diabetes de manera económica, así como una estrategia de recuperación de espacios públicos a través del arte en Arrazola, Oaxaca.

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