batailleLa Belleza -lo poético- viene de otro lado: de un "lado" que no encaja en el mundo. Este lado que no hay por ningún lado es el norte del deseo. El Bien se levanta entoces como un destino desviante. Se levanta como un velo, como una cortina. Y conduce a una represa. El mundo hace creer al deseo que lo único que quiere es desahogarse. Que es beatitud su nódulo terminal. Que es un Bien sin mácula y sin frenesí. Belleza, sí, pero en higiénicas y democráticas dosis. Nada que amenace al Yo. Mucho menos al (Supremo) Nosotros. A saber: nada que delate su talente mortal. La Belleza es, no obstante, el epítome de la amenaza. Ocurre que no hay Belleza que no provenga de ese lugar incierto e ilocalizable.

addisonJoseph Addison (1672-1719) fue un escritor conocido dentro y fuera de Inglaterra, particularmente por su contribución como editor y autor del periódico The Spectator, para el que escribió la serie de ensayos que se ha hecho famosa bajo el título "Los placeres de la imaginación". Tanto en esos artículos como en otros dedicados a la crítica literaria o a la exposición de la relación fruitiva con las artes, afirmó la existencia y relevancia de dos capacidades humanas específicamente estéticas: el gusto y la imaginación.

foucaultLas "márgenes de un libro no están jamás neta ni rigurosamente cortadas", funcionan "como un nudo en una red", señala Foucault. En el borde de las disciplinas y de la posibilidad crítica, los itinerarios múltiples de Foucault vuelven una y otra vez a la literatura. No se trata de la elaboración de una teoría o de modelos críticos para las obras literarias, es una forma de ver, un giro de la mirada entretejido con ese murmullo permanente de la palabra poética.

pitolEn El arte de la fuga, nos encontramos con múltiples variaciones memorialísticas realizadas por el "personaje" Sergio Pitol, con él asistimos lo mismo a una sesión de hipnosis que a sus estancias en diversos países del mundo donde vivió, sus lecturas y sus viajes, las anécdotas vividas con sus familiares y amigos, sus soledades y sus encierros tratando de concluir alguna de las muchas traducciones que realizó; pero, al mismo tiempo, por medio de sus recuerdos, reflexiones y vacilaciones, nos encontramos con un ser en perpetua fuga, es decir, un ser enmascarado que intenta explicarse -desde la escritura- el complejo vaivén que es la vida del ser humano. Al conjuntar la memoria y fantasía, Pitol se va revelando como alguien para quien la literatura no es simplemente el artificio creador de historias, sino su más profundo encuentro con el mundo.

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