Dr. Inkíngari Daniel Ayala Bertoglio
Departamento de Letras hispánicas,
División de Ciencias Sociales y Humanidades,
Campus Guanajuato,
Coordinador de publicaciones académicas Editorial UG
La actividad escritural y el pensamiento tienen un vínculo difícilmente separable. A lo largo de la historia, el ser humano ha encauzado sus reflexiones por medio de la escritura y ésta, a su vez, ha sido fuente inagotable de conocimiento. En este sentido, las expresiones artísticas literarias poseen un fuerte componente crítico de la realidad que nos rodea, sí, aunque se trate de piezas donde la ficción tenga el papel preponderante.
Si bien es cierto que el discurso literario ―con diferentes expresiones como la poesía o la narrativa― crea una configuración cuya finalidad última es de índole estética, y que este rasgo es precisamente el que lo diferencia de otras expresiones como el artículo informativo, el tratado filosófico o el trabajo académico, existe un género literario que aglutina partes de dichas escrituras: el ensayo.
Aunque no fuese del todo una novedad, el ensayo vio la luz en 1580 con la publicación de los Essais de Michel de Montaigne; a partir de entonces, el juicio crítico se vinculará con el carácter estético y con el posicionamiento personal de quien lo ejerce. La subjetividad, contrario a lo que se puede pensar, proporciona un conocimiento que tiene un gran valor ya que pone de manifiesto la posibilidad de vernos a nosotros mismos en un momento particular de nuestra historia, de darnos cuenta lo que pensábamos en ese instante y de afinar, refrendar o enmendar nuestras afirmaciones. Este aspecto, sin embargo, no es el único de especial relevancia en el ensayo, la manera en como se manifiestan las reflexiones tiene, en tanto talante estilístico, mucho que aportar a la compresión de los asuntos tratados ya que no se trata únicamente de dar a conocer datos fríos sino de revestirlos con una dimensión estética que los haga más penetrantes y duraderos en su recepción.
A lo largo de mi experiencia como investigador, he dedicado trabajos enfocados justamente a indagar de qué manera este tipo particular de conocimiento ―puesto que sería absurdo pensar que sólo existe una manera de producirlo― se puede ver como una vía más, e incluso como elemento intrínseco de las actividades no sólo literarias sino humanísticas en general.
Fecha de publicación: 13 de mayo de 2018.
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