dra cristina del rincon

Dra. María Cristina Del Rincón Castro
Departamento de Alimentos,
División de Ciencias de la Vida,
Campus Irapuato-Salamaca,
Universidad de Guanajuato

Cuando pienso en Ciencia, pienso en algo grandioso; en un reto, en la maravilla de hacer algo que impacte a los seres humanos o a cualquier otra forma de vida. Pienso en el desarrollo, en la satisfacción de descubrir o entender algo nuevo cada día, en que no se ha perdido la capacidad de asombro, ni las ansias de la búsqueda de nuevas cosas, ni el deseo infinito de descubrir que hay en la naturaleza, como se comportan los organismos vivos y como estos tienen todo que ver con el hecho de yo exista como especie viva.

Estas afirmaciones, me han sostenido en el mundo de la ciencia y la investigación, han sido un valioso incentivo para continuar trabajando en ella de manera incondicional, por la sola satisfacción de buscar la verdad siempre. Cuando eres mujer en un mundo y en un país donde esto por sí solo es un reto difícil, ser una mujer científica lo constituye en un reto aún mayor.

¿Cuándo nace la vocación por hacer ciencia? ¿Es inventada, es programada? Es difícil responder porque cada quién tuvo o tiene su propia motivación. ¿Como le inculcas a una niña la motivación para hacer ciencia? No matando su creatividad, respondiendo a sus inquietudes y dudas, no reprimiéndola jamás por ser curiosa, no hablándole de forma disfrazada, sino directa a sus preguntas, permitiéndole preguntar, indagar y no conformarse con respuestas vanas, tímidas o sutiles.

Es importante que entienda el mundo que la rodea para que mañana quiera investigar a detalle de que está compuesto y que es algo digno de ser investigando, para poder dilucidar las causas de los fenómenos naturales, explicar cómo respiramos, nos reproducimos, porqué podemos controlar una enfermedad o porqué no. La ciencia te permite ser eternamente una niña curiosa y tener un propósito de vida. Te otorga una causa y una razón para querer saber más cada día y te permite tener metas y sueños realizables. Nos convierte a las mujeres en personas protagonistas, visibles, útiles y productivas y no en extensiones masculinas o proyecciones de alguien más.

La ciencia y la tecnología son el motor más importante para mejorar la economía, la salud, la agricultura, la alimentación, la cultura y cualquier otro indicador que coadyuve al crecimiento y desarrollo de los países. La ciencia no es algo sustituible o negociable, es la base para poder incrementar el bienestar social, fomentar el avance en la cura de enfermedades, de desarrollos tecnológicos, de innovaciones. La ciencia es una forma de vida; mujeres, niñas: ¡rompan estereotipos!, usen bata blanca, aunque las llamen locas. Introdúzcanse en las profundidades de la investigación, no tengan miedo, en sus manos está el contribuir a que disminuya la desigualdad en la participación de las mujeres en la ciencia; sobre todo, a que se nos visualice como seres capaces y pensantes, con iniciativa propia, y con la misma capacidad intelectual que los hombres para realizar cualquier actividad. ¡Necesitamos más Hypatias de Alejandría, aunque nos lancen piedras!

 

Fecha de publicación: 28 de febrero de 2020.

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