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Dra. Ma. Teresa Pratz Andrade
Departamento de Enfermería,
División de Ciencia Naturales y Exactas,
Campus Guanajuato,
Universidad de Guanajuato

Iniciamos el año 2020 con la noticia sobre una enfermedad que aquejaba a los chinos y los estaba matando, era un suceso que impactaba pero a la vez lo sentíamos lejano, por ello, continuamos con nuestra habitualidad. Pero, conforme pasaban las semanas escuchábamos acerca de cómo esta nueva epidemia iba expandiéndose a otras poblaciones, a otros países, no obstante, seguíamos viéndolo lejano, a fin de cuentas estaba en el otro extremo del planeta.

Soy profesional de la salud desde hace 15 años, mi labor es brindar cuidado especializado a personas con afecciones cardiovasculares en un hospital de tercer nivel de atención, donde hace algunas semanas fui notificada sobre la inminente llegada de esta enfermedad al país y la cual se espera, sea de grandes dimensiones. Quizás ya han escuchado demasiado sobre la rapidez en su diseminación, que los adultos mayores son el grupo poblacional que está siendo mortalmente afectado, así como aquellas personas con comorbilidades e inmunosupresiones.

México, así como otros países, ha tomado medidas que permitan disminuir el impacto de la enfermedad en la población, las acciones que hoy en día efectuamos como el distanciamiento social, el lavado de manos, entre otras medidas preventivas, solo buscan disminuir el impacto, nunca evitarlo porque esto es imposible.

Hoy no les hablaré de las acciones que debe emprender cada persona para evitar la rápida propagación del Covid-19, les hablaré de cómo el profesional de la salud se prepara para lo inminente. Comenzamos leyendo más sobre la fisiopatología del virus, la terapéutica a emplear, los medios de contagio que han tenido colegas en otros países para evitar infectarnos con el virus, realizamos talleres para que todo el equipo tengamos en claro las actividades a ejecutar. Si bien es sabido, dentro de nuestro sistema de salud existen carencias, por ello, nos hemos provisto de equipo complementario para el cuidado de estos pacientes, por ejemplo, botas plastificadas y caretas, las cuales pueden ser desinfectadas y reutilizadas. Algunos otros, han considerado la búsqueda de un espacio donde descansar entre cada turno para evitar con ello regresar a casa e infectar a la familia.

Las vacaciones del personal han sido suspendidas, compañeras y compañeros con riesgo de infección ya no se han presentado a laborar, el déficit de personal es esperado para la sobrecarga de trabajo que habrá, porque otros más se contagiaran. Hay quienes, han preparado a la familia no solo para la ausencia temporal sino definitiva, porque hoy en día ser profesional de la salud es una profesión de alto riesgo y mortalidad.

Los profesionales de la salud tenemos miedo y solo esperamos que la población valore un poco más la vida humana, quedándose en casa.

 

Fecha de publicación: 4 de abril de 2020.

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