dr jonathan alejandro

Dr. Jonathan Alejandro Galindo Soto
División de Ciencias de la Salud e Ingenierías,
Departamento de Enfermería Clínica,
Campus Celaya-Salvatierra,
Universidad de Guanajuato

Hace unos días, apareció una nota periodística que semejaba la escena en la que Negan (personaje de la serie de televisión The walking dead) se burla de los prisioneros, quienes esperaban que decida a quién matará a golpes, con un bat de nombre Lucille. En la nota, se hacía referencia al “Plan de Emergencia de Máxima Afluencia” que diseñó el sistema de salud italiano al verse rebasado por la cantidad de personas infectadas por COVID-19. Dicho plan -entre otras cosas- señala que aquellos que tengan más de 80 años no recibirán cuidados intensivos, no merecen ser salvados… por ser viejos.

Olvidamos que esos grandes viejos (última etapa de desarrollo que comienza a los 80 años y es posterior a lo más conocido como adultez mayor, después de los 60 o 65 años) representan la sabiduría humana. Estamos pues, dejando morir la sabiduría, a cambio de la producción o el futuro de alguien más joven. Es espantoso. Perder el valor de SER humano. Salvarezza llamó a esto “desvinculación”, un proceso bidireccional en el que la sociedad rechaza y aleja a los viejos, los ve como un residuo inútil de una vida anterior, mientras que éstos, en tristeza, ansiedad y desesperanza, también rechazan a la sociedad, se encierran, aíslan y mueren olvidados.

Morir aislado en una cama de hospital, después de haber sembrado relaciones humanas por más de seis décadas, o peor aún, ser expulsado del sistema, ser un estorbo para salud de la población más joven. Eso es lo que a NOSOTROS nos espera. Fingimos no verlo, como cuando vemos que asaltan a un desconocido, o permanecemos arrodillados, esperando que Negan elija a otro. ¿Dónde ha quedado el orgullo de la imagen la Santa Sabina, vieja sabia de Oaxaca? ¿Dónde ha quedado la efigie del viejo maestro, que en calma, orientaba a los jóvenes en el dominio de sus pasiones?

Debemos repensar nuestra visión. Nosotros, todos, somos adultos mayores, en acto o en potencia. Somos esos que estamos desechando. Debemos cambiarlo. Ya. Únicamente cuando volvamos a darnos cuenta que la sabiduría (paciencia, humildad, apertura, reflexión, empatía) es lo que nos hace realmente humanos, daremos cuenta que NUNCA un adulto mayor valdrá menos en las crisis sanitarias. Y eso, cambiará todas nuestras relaciones humanas. Habremos alcanzado la sabiduría. Habremos sido, realmente humanos. Tiempos de crisis/tiempos de oportunidad, dicen los grandes viejos. Aprovechemos. Crezcamos. Maduremos. Sobrevivamos.

 

Fecha de publicación: 2 de mayo de 2020.

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