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Dra. Guadalupe de la Rosa
Dra. Susana Figueroa-Gerstenmaier
División de Ciencias e Ingenierías,
Campus León,
Universidad de Guanajuato

Protegernos del SARS-Cov-2, también conocido como el nuevo Coronavirus 2019, implica una serie de medidas que incluyen el uso de desinfectantes. Entre las sustancias que más se utilizan para este fin se encuentran el alcohol etílico, las sales cuaternarias de amonio y el polémico hipoclorito de sodio. Todos ellos, dependiendo de su naturaleza química, actúan de diferentes formas sobre los microorganismos patógenos, ya sea para destruirlos o para desactivarlos. Estos modos de acción implican modificaciones físicas (de la estructura tridimensional de las moléculas, es decir, cómo están acomodados espacialmente los átomos que la forman) y/o modificaciones químicas (rompimiento de enlaces entre los mismos átomos).

En una publicación previa explicamos cómo el etanol, conocido también como alcohol etílico, desmantela la capa lipídica que guarda al material genético viral, el cual es el causante de la infección. Este compuesto, además, modifica los componentes proteínicos presentes en la membrana del virus que son los que abren los canales en las células durante el proceso infeccioso. Y como lo prometido es deuda, en esta contribución platicaremos un poco acerca de otro desinfectante muy popular, el hipoclorito de sodio comúnmente referido como “cloro”.

El hipoclorito de sodio está formado por un átomo de sodio (Na), uno de cloro (Cl) y uno de oxígeno (O). Por lo tanto, su fórmula química es NaClO. El poder desinfectante de este compuesto reside en su poca estabilidad en solución acuosa y en su alto poder oxidante. Pero barajeemos estos términos un poco más despacio para entendernos mejor. El que un compuesto químico tenga poca estabilidad significa que reacciona muy fácilmente con otras moléculas dando lugar a compuestos diferentes a los originales. Incluso en algunas ocasiones este proceso puede ser violento (desprendiendo calor, vapor, etc.). Por otro lado, cuando hablamos de poder oxidante, en general, nos referimos a que ese compuesto produce oxígeno, el cual posteriormente reacciona con lo que existe en el entorno. Un ejemplo de oxidación es cuando el vino se “avinagra”, que es cuando el etanol (CH3CH2OH) incorpora átomos de oxígeno y produce ácido acético (CH3COOH), componente principal del vinagre; de ahí el término “avinagrar”. Otro ejemplo es cuando quemamos algo, aunque en este caso se trata de una oxidación exhaustiva y se conoce como combustión.

Describir la química del hipoclorito de sodio es complejo, pero como una imagen dice más que mil palabras, representemos este proceso de la siguiente forma:

NaClO + H2O → HClO + NaOH

Lo cual significa que el hipoclorito de sodio (NaClO) reacciona con el agua (H2O) para formar ácido hipocloroso (HClO) más hidróxido de sodio (NaOH).

Posteriormente, ocurre que el ácido hipocloroso se descompone generando cloro gaseoso (Cl2) y agua:

HClO → Cl2 + H2O

Aquí vemos uno de los inconvenientes en el uso desmedido de este desinfectante, ya que el cloro gaseoso es sumamente tóxico por ser altamente irritante y destructor de materia orgánica (esto es, de casi el 99% de nuestro peso seco).

Bueno, pues la cosa no para ahí, ya que es posible que ocurran otras reacciones del hipoclorito con la materia orgánica presente en el medio. Por ejemplo, en contacto con materia vegetal en descomposición, este compuesto produce cloroformo (CHCl3), el cual es sumamente tóxico. En general, los compuestos orgánicos que contienen cloro se han relacionado con ciertos tipos de cánceres y otras enfermedades, como alergias e irritaciones crónicas.

Otra combinación importante se lleva a cabo entre los llamados grupos amino de las proteínas (R-NH2) y el ácido hipocloroso (HClO), lo cual podría resultar en la generación de cloraminas (R-NHCl) y tricloruro de nitrógeno (NCl3), ambos altamente irritantes.

R-NH2 + HClO → R-NHCl+ NCl3 + H2O

De hecho, se ha reportado que la exposición repetida a estos compuestos puede causar tos, bronquitis y otras afecciones pulmonares.

Entonces, en resumidas cuentas, si bien el hipoclorito de sodio es el desinfectante por excelencia debido a su alta efectividad y bajo costo, los efectos colaterales no son tan positivos para la salud de las personas. Es por esto que resulta sumamente importante seguir las indicaciones de dilución (es decir agregar agua para bajar su concentración) y evitar el “ponerle un poquito más” buscando asegurar su efectividad.

El “cloro” comercial que se adquiere en tiendas de conveniencia o de autoservicio está compuesto esencialmente de hipoclorito de sodio en agua, en concentraciones que usualmente van del 5 al 6 %. Aún así por ser un compuesto muy tóxico estas concentraciones son elevadas, por lo que antes de usarse debe de mezclarse con más agua. No está demás recalcar que, al ser un producto sumamente reactivo e irritante, no es recomendable su uso directo sobre seres humanos o animales.

Para mayor información se puede consultar la hoja de seguridad en https://aniq.org.mx/pqta/pdf/Hipoclorito%20de%20sodio%20(MSDS).pdf

O bien:

https://seguridadbiologica.blogspot.com/2016/07/hipoclorito-de-sodio-como-agente.html

 

Fecha de publicación: 11 de julio de 2020.

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