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Dra. Claudia Luévano Contreras
Departamento de Ciencia Médicas,
División de Ciencias de la Salud,
Campus León,
Universidad de Guanajuato

Las complicaciones relacionadas de la diabetes mellitus (DM) y las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial. Algunos de los factores de riesgo cardiometabólico (RC) asociados a estas enfermedades son la inactividad física, la obesidad y la dieta moderna (rica en grasas saturadas, en carnes rojas y alimentos procesados) fuente de compuestos llamados productos finales de glicación avanzada (AGEs). Estos AGEs tienen efectos deletéreos sobre la fisiología cardiovascular, particularmente en pacientes con DM.

En el laboratorio de Nutrición y Composición Corporal del Departamento de Ciencias Médicas llevamos dos líneas de investigación para el estudio de los factores de RC: 1) El Impacto del consumo de los AGEs en las enfermedades metabólicas, y en las estrategias para la disminución de su ingesta; 2) La evaluación de la composición corporal, en específico la grasa visceral abdominal.

Productos finales de glicación avanzada (AGEs). La glicación fue descrita por primera vez por Louis Camille Maillard en 1912 y la necesidad de comida no perecedera y seca aumentó el interés en la reacción de Maillard (pardeamiento de los alimentos durante la cocción). Fue hasta finales de la década de 1980 que los científicos comenzaron a descubrir que los AGE exógenos podían tener un efecto perjudicial sobre la salud. El consumo de dietas occidentales (ricas en grasas y azúcares), y el uso de técnicas culinarias agresivas ha aumentado el consumo de AGEs en la población. La clasificación de la ingesta de AGEs en alta o baja se ha establecido de una forma un tanto arbitraria, y solamente por los resultados obtenidos de estudios clínicos que evalúan los efectos de la ingesta de AGEs en términos de niveles de marcadores de inflamación y oxidación. El concepto de la dieta baja en AGEs se basa en que alimentos con cantidades similares en nutrimentos pueden proporcionar diferentes cantidades de AGEs dependiendo del método de cocción. De manera muy concreta, en la elaboración de dietas bajas en AGEs se deben preferir las carnes magras y blancas, sobre carnes rojas y grasas, y en cuanto a las técnicas culinarias se deben preferir aquellas en los que se lleve a cabo un calentamiento tenue, en periodos cortos y con humedad preferentemente, como cocer o guisar los alimentos, al contrario de freír, rostizar o asar. Un pH ácido desempeña también un factor atenuador, por lo que se recomienda el uso de marinados en cítricos o vinagre. Por último, evitar los productos en los que se mezcle una fuente proteica con azúcares reductores, o platillos preparados con salsas agridulces. El papel de los AGE dietéticos en la diabetes y sus complicaciones está ampliamente estudiado. Además, los AGEs podrían ser un factor de RC, nuestro grupo y otros investigadores han encontrado asociación entre la ingesta de AGEs y los componentes del síndrome metabólico. Por esta razón, la disminución de AGEs en la preparación de alimentos debe considerarse tanto en pacientes con DM y aquellos en riesgo de enfermedad cardiometabólica.

Composición corporal como predictor de riesgo cardiometabólico. La obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa adversa para la salud. El índice de masa corporal (IMC) ha proporcionado una medida útil para el diagnóstico del sobrepeso y la obesidad en la población. Sin embargo, el IMC no refleja la acumulación y distribución de grasa corporal.

Por lo tanto, la evaluación de la composición corporal, debe recomendarse en la población general para una mejor caracterización del riesgo debido a la acumulación excesiva de grasa. En específico el tejido adiposo visceral, ya que tiene una fuerte asociación con la resistencia a la insulina, la incidencia del síndrome metabólico y el consiguiente desarrollo de enfermedades cardiovasculares, y diabetes. En nuestro laboratorio hemos encontrado que la grasa visceral puede promover la producción de metabolitos reactivos relacionados con el desarrollo del estrés oxidativo y de las enfermedades crónico degenerativas.

Debido a lo anterior, la estimación de la grasa visceral es útil para reconocer adultos con riesgo cardiometabólico, hay diferentes métodos disponibles para evaluarla, como la tomografía computacional, la resonancia magnética, la absorciometría de rayos X de energía dual y el análisis de impedancia bioeléctrica. Sin embargo, estos métodos son costosos y su uso limitado. De ahí surge la necesidad de desarrollar índices fáciles y accesibles para estimar la composición corporal y su relación con la presencia de alteraciones metabólicas.

En nuestro laboratorio desarrollamos y validamos dos nuevos índices para identificar el RC y la incidencia de síndrome metabólico. El índice de adiposidad para mexicanos (IAM), que identifica el riesgo cardiometabólico asociado a la acumulación de tejido adiposo visceral y el índice bioquímico-antropométrico (IBA) para identificar síndrome metabólico, que incluye variables relacionadas con la resistencia a la insulina, la grasa visceral y la presión arterial media. Este índice fue mejor predictor del diagnóstico de síndrome metabólico en comparación con otros descritos en la literatura. Los métodos de imagen no estan disponibles para la población general, por esta razón, los índices propuestos por nuestro grupo podrían ser herramientas accesibles y útiles en la práctica clínica diaria para identificar sujetos en riesgo de enfermedades cardiometabólicas.

 

Fecha de publicación: 12 de septiembre de 2022.

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