dr rafael guzman cabrera

 

 

 

 

 

 

Dr. Rafael Guzmán Cabrera
Departamento de Ingeniería Eléctrica,
División de Ingenierías,
Campus Irapuato-Salamanca,
Universidad de Guanajuato

La evolución y desarrollo de la tecnología ha impactado de manera decisiva la manera como vivimos en la actualidad, en particular el desarrollo de equipos de cómputo. Hace apenas 70 años, los investigadores se preguntaban si una maquina podría llegar a pensar por sí misma. Con el tiempo, la pregunta fue cambiando a si podría llegar a pensar al ser manipulada por símbolos físicos sensibles a la estructura que tenía. En aquellos tiempos lograron comprender el gran poder que tenían los sistemas que eran gobernados por reglas establecidas, por eso el éxito en su momento de los sistemas de búsquedas de respuestas y varias aplicaciones en disco compacto que permitían saber los síntomas de algún padecimiento clínico o el uso de determinados medicamentos, todo esto, siguiendo determinadas reglas, pero, ¿qué pasaba si lo sistemas se automatizaban? ese poder entonces de ser un sistema computacional abstracto podría convertirse en un sistema físico real. Para determinar si una maquina utiliza la inteligencia artificial se tomó como un referente la prueba propuesta por el matemático ingles Alan Mathison Turing, la cual indica que cualquier función recursivamente computable puede ser calculada en un tiempo finito mediante una máquina que manipula símbolos sencillos la cual se le conoce como máquina universal de Turing. Una máquina de Turing es un dispositivo que manipula símbolos sobre una tira de cinta de acuerdo con una tabla de reglas. A pesar de su simplicidad, una máquina de Turing puede ser adaptada para simular la lógica de cualquier algoritmo de computacional y es particularmente útil en la explicación de las funciones de la unidad central de procesamiento, el cerebro de la computadora.

Los resultados de este procedimiento implican que una maquina manipuladora de símbolos debería ser capaza de tener inteligencia consciente, donde se obtuvieron resultados positivos ya que estas máquinas podían realizar una serie de actividades cognitivas como la solución de problemas algebraicos, aritméticos, así como entablar diálogos sencillos y juegos como damas y ajedrez que con el tiempo fue mejorando gracias a la aparición de memorias más grandes y maquinas más rápidas y eficaces.

Por su parte Hubert Lederer Dreyfus, uno de los principales personajes que argumentaba la negación de que una máquina pudiera tener conciencia propia, en los años 70 publicaría un libro donde criticaba las simulaciones de actividades cognitivas y mencionaba que la conciencia era reservada a las capacidades y sentido común que las personas poseen, Dreyfus no negó que una máquina pudiera pensar pero basada únicamente bajo la manipulación de símbolos es decir, por medio de programas.

En los años 80s John Searle propuso un experimento mental llamado ‘la habitación china’ que plantea que una máquina es incapaz de llegar a pensar, ya que la mente humana no funciona como un programa de computadora, ni un programa de computadora puede ser una mente.

La habitación china consiste en una habitación aislada, en la que se encuentra una persona que desconoce el idioma chino pero que por medio de un orificio puede recibir hojas de papel con textos escritos en este idioma, dentro de la habitación la persona tiene manuales y diccionarios con los cuales es capaz de relacionar los caracteres para escribir una respuesta, sin necesidad de estudiar el lenguaje sino aplicando reglas, entonces, para cada conjunto de caracteres de entrada, la persona sería capaz de emitir una respuesta sin comprender el idioma. De la misma forma, una máquina trabajará con las entradas y obtendrá salidas, aunque no las entienda. Por lo tanto, una máquina que aplique reglas es incapaz de tener conciencia, pero también los humanos podemos ser una habitación china llena de reglas que lo único que nos diferencia seria nuestros propios sentidos, valores y la manera como percibimos la vida, ya que, de esta manera, construimos nuestro sistema de reglas que utilizamos para sustentar una toma de decisiones.

El objetivo principal de la habitación china es desmentir que la mente es similar a un programa computacional, demostrando que una máquina puede realizar una acción sin entender lo que hace y el por qué lo hace, ya que su lógica solo opera con símbolos sin comprender el contenido.

Una maquina así podría fácilmente pasar la prueba de Turing haciendo creer que la máquina comprende el idioma.

Para terminar, es importante decir que la inteligencia artificial va mucho más allá de estos planteamientos, ya que consiste en una simulación de algunas actividades del sistema nervioso mediante máquinas, esto se refiere a que algunos procesos que se llevan a cabo en el cerebro pueden ser analizados como procesos computacionales como ejemplo sería que no tienen distracciones de las metas a alcanzar como le puede suceder a los seres humanos frente a distintas distracciones emocionales como el dolor o el simple cansancio. Esto ha inspirado métodos de aprendizaje automático, como las redes neuronales que precisamente basan su funcionamiento en una interconexión entre ellas simulando la comunicación que se da entre las neuronas cerebrales. Sin duda aún hay muchas cosas por comentar sobre estos apasionantes temas.

 

Fecha de publicación: 18 de octubre de 2022.

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