Dr. Raúl Fernando Guerrero Castañeda
Departamento de Enfermería Clínica.
División de Ciencias de la Salud e Ingeniería.
Campus Celaya - Salvatierra.
Universidad de Guanajuato

En México, en 2024 se actualizó el Modelo Gerontológico, debemos reconocer que se construye con una visión mucho más enfocada en la persona adulta mayor como un ser humano viviendo un proceso vital (el envejecimiento) y enfatizando ya en aspectos de la vejez que se centran en construir verdaderamente una cultura de envejecimiento. El Modelo Gerontológico se basa en la idea de que el envejecimiento debe ser una etapa de la vida en la que se promueva la autonomía, la integración social y la dignificación de la vejez. Este enfoque se construye bajo elementos clave fundamentales integrando aspectos relacionados no sólo con la prevención o tratamiento de enfermedades crónicas o en una visión de institucionalización, sino con una visión más humana, en donde además se integra el ejercicio de derechos, la participación comunitaria, el fortalecimiento de las redes de apoyo y evaluación de las condiciones de vida de los adultos mayores.

En este modelo destacan los clubes para adultos mayores, los cuales juegan un papel central al constituirse en el primer espacio de atención gerontológica dentro de la comunidad. Se presentan como una intervención estratégica para la promoción de la salud, ya que, con un menor uso de recursos, generan un impacto significativo en el bienestar de las personas mayores. La idea de los clubes es construir espacios de socialización para las personas adultas mayores en donde se promueva la participación activa, el mantenimiento de la capacidad funcional, pero además agregaría que la consecuencia de ello, sería no sólo la mejora de la funcionalidad o la socialización, sino que a través de la integración de diversas actividades físicas, culturales, educativas, recreativas, ocupacionales y productivas la persona adulta mayor puede construir un significado a la vejez y al legado que ha creado.

En nuestra cultura contemporánea persiste el plantear la vejez como una etapa del ciclo vital que no es agradable de ninguna manera. Esta imagen del envejecimiento nos muestra el objeto de los cambios inevitables que traerán consigo el declive fisiológico, las debilidades y deficiencias funcionales, situación que debemos comenzar a cambiar; los clubes para adultos mayores como modelo de envejecimiento activo y positivo suelen ser espacios para mostrar el cómo las personas adultas mayores gozan de un significado totalmente distinto a lo percibido por la sociedad.

Hablando específicamente del sentido de vida, podría decirse que es un proceso desde el envejecer en el que se presenta una nueva forma de significar la vida, pero al mismo tiempo, una etapa de integración y síntesis, que facilita el contacto con la dimensión trascendental de cada persona, su legado, sus formas de integrar el pasado, el presente y visualizar el futuro. La presencia del sentido de vida contribuye a la formación de una imagen positiva de la vejez, de tal modo que la persona mayor realza su propia experiencia de envejecer, generando un cambio en sus expectativa, percepción y sentimientos en torno a sí mismo, y un enriquecimiento en su autotrascendencia. La muerte, que con frecuencia podía ser un miedo infundado dada la cercanía en la que se encuentra respecto al final de vida, con sentido de vida se percibe como un cierre de un ciclo vital, un último acontecimiento. Representa un ideal que se ha de alcanzar, un pasaje hacia algo mejor.

Las personas adultas mayores con un sentido de vida son capaces de establecer objetivos personales, lograr una conexión consigo mismos con un enfoque positivo incluso en situaciones de vulnerabilidad, lo que se construye como una sensación bienestar subjetivo no sólo en la salud física, sino en todas las dimensiones personales.

Ahora bien, ¿cuál es la relación de los clubes con la construcción del sentido de vida? Se entiende que desde el Modelo Gerontológico, los clubes son autogestionados por las propias personas adultas mayores, son la base de la interacción comunitaria, por lo que, su participación realza su sentido de autonomía, autodecisión, participación y corresponsabilidad, hay una convivencia con pares que facilita y promueve un apoyo emocional y de desarrollo psicosocial, además de que, protege y previene el aislamiento personal, impulsando el desarrollo pleno de las personas mayores.

Cualquier espacio por la experiencia de los clubes en los que he participado es digno y viable, sea un espacio gestionado ante las instancias de gobierno o de asistencia social, o bien, la cochera de un vecino, un lugar físico que facilitará un espacio de interacción entre personas mayores e incluso la participación de otros grupos de edad a fin de favorecer el intercambio generacional, pero también, así promover una imagen de la vejez que sea cada vez más positiva y de sabiduría para la sociedad.

La promoción de un envejecimiento saludable, resulta imprescindible a través de la sensibilización y la estimulación, además de la existencia de un sentido de responsabilidad, compasión o ayuda hacia los demás puede tener implicaciones positivas en la salud de las personas mayores y también de la sociedad.

Necesitamos humanizar nuestro entorno, favorecer la interacción humana para dignificar la vida de las personas adultas mayores y también para fomentar su participación activa, las personas mayores son sujetos activos y requieren del reconocimiento y la promoción de sus necesidades y potencialidades, entre estas: el sentido de la vida y la búsqueda del sentido, como un determinante clave en su proceso de salud. Con ello se puede facilitar el sentido de vivir una vejez con tranquilidad y el compartir experiencias personales que favorezcan la esencia de sabiduría que los años pueden dar.

Fecha de publicación: 4 de agosto de 2025.

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