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servicios-social-universidad-de-guanajuatoApaseo el Alto, Gto. a 28 de julio de 2012.- Lo que hace cuatro años inicio como un simple taller de verano de manualidades, impulsado por jóvenes de servicio social universitario del Campus Celaya-Salvatierra, hoy desde hace dos años es un proyecto de servicio social con enfoque psicoeducativo y artístico, que fomenta en los pequeños de primaria, actitudes, valores, reflexión, educación y diversión, mientras que a la comunidad se le instruye como convivir en armonía en su medio social y familiar.

Se trata de la localidad de Barajas, situada a diez minutos del municipio de Apaseo el Alto, aunque caminando se puede hacer hasta dos horas, cuenta con 757 habitantes, en dicha comunidad, se encuentra ubicada la escuela primaria José María Morelos.

Explica la profesora de tiempo completo e investigadora del Campus Celaya-Salvatierra Dra. Herlinda Aguilar Zavala, “Las cosas están cambiando, la primera vez que conocí Barajas, me invitaron a dar una plática a los padres de familia; al enterarme de los problemas que tenían, supe claramente, que hacía falta más que buenas intenciones. Cuando la coordinadora del servicio social y practicas universitarias del Campus, la Dra. Magdalena Rosales Cruz me invito a participar, reestructuramos el proyecto y lo formalizamos como un proceso científico; el objetivo es identificar y ayudar a niños con problemas de aprendizaje y psicológicos”.

Explica la Dra. Rosales Cruz, “Los estudiantes universitarios interesados en participar en este proyecto, acuden a 11 sesiones de trabajo durante todo el semestre, para realizar la planeación de las actividades a desarrollar durante el verano, una vez en la comunidad se aplica un diagnóstico de necesidades y al finalizar el curso se aplica una evaluación, esto sirve para conocer el grado de efectividad de lo aplicado y seguir de alguna manera mejorándolo”.

En las dos semanas de duración, el estudiante universitario, apoya a un grupo de primaria en asignaturas como español y las matemáticas, además de realizar talleres psicológicos, mientras que por la tarde, para que se distraigan y conozcan nuevas formas de interrelación los niños practican actividades artísticas como manualidades en material reciclable, bailes, mini teatro, etc.

- “Este tipo de proyectos cuentan con muchas posibilidades de crecimiento” argumenta la Dra. Aguilar Zavala, hace un año se sumó al equipo de trabajo el Antropólogo, Dr. Rubén Ramírez, quien realizo una investigación de tipo cualitativo, respecto al tema de migración, dónde encontró que la migración no es un problema ya que lo hacen por medio de empresas que contrata temporalmente a los lugareños, por tanto es seguro que regresen a su lugar de origen; dentro del proyecto capacitó a los universitarios para realizar un diario de campo, este informe, servirá para apoyar mejor a la comunidad.

Rosales Cruz, aseguró, “Este tipo de proyectos necesita apoyos económicos mínimos, pero si son indispensables como materiales y el transporte, ya que los mismos habitantes les brindan hospedaje a nuestros alumnos”, este proyecto es derivado del programa Escuelas focalizadas de la Secretaria de Educación Guanajuato (SEG) denominadas así porque están insertas en comunidades con una problemática social mayor, que a su vez repercute en el aprovechamiento escolar de los niños. “Hace falta que otras instancias se sumen al esfuerzo, sobre todo en materia de salud, lo elemental sería contar con una brigada permanente de salud donde se abarcará la nutrición, psicología, la medicina y la enfermería” concluyó.

Por otro lado la Dra. Aguilar Zavala, dijo estar contenta por lo realizado a lo largo de este tiempo, “Para los niños de sexto su objetivo era irse a estados unidos a trabajar y de las niñas insertarse al ámbito laboral”, - ahora que estoy aquí me dicen, “quiero seguir estudiando, ya me inscribieron en la secundaria”.

Casos de éxito…

María de Lourdes Delgadillo Rodríguez “Lulú”, cursa actualmente el sexto semestre de la licenciatura en Psicología Clínica, es originaria de Apaseo el Alto y desde hace tiempo sus compañeros y amigos le platicaron la fascinante experiencia de las Escuelas focalizadas, hasta este verano pudo conocer la extraordinaria sorpresa de inscribirse al proyecto.

Relata, que le llevó seis meses planear su estrategia de aplicación de trabajo, pero en sólo dos semanas convivir con sus alumnos de primero, quienes asegura “Me robaron el corazón” – explica “Conocí al grupo cuando les aplique el diagnostico, y mis demás compañeros me decían, tú eres muy tierna Lulú quédate con el grupo y después todos los niños de primero me decían lo mismo”.

A lo largo de este tiempo puse en práctica lo aprendido en el salón de clases, supe que no hay que regañar a los pequeños, que si hablas con ellos pueden entender, también aprendí que los niños son los mejores maestros.

“Me gustó mucho la convivencia con ellos”, “Fue un poco difícil que pudieran leer palabras mixtas, pero con un poco de práctica lo lograron”, “Cosa interesante que cuando les enseñe matemáticas fue lo que se les facilitó más, algo que también note es que tienen muchas habilidades artísticas”.

“Un niño es una persona sincera, a través de la terapia con títeres te cuentan sus miedos, sus alegrías y sus tristezas, cuando hablas con sus padres y lo entienden, ayudas a unir una familia”.

La propia Lulú, comenta como la comunidad la recibió con sus brazos abiertos, “El acercamiento fue increíble, los mismos padres de familia, nos recibieron en su casa, conocimos su entorno familiar, nos llevaron al cerro, conocimos a los cóconos (pavos), nos metimos al arroyo, cortamos frutas, en fin, mucha convivencia sana”.

En un futuro le gustaría formar parte de ‘Adopta un amigo’ – del programa PERAJ.

Por lo pronto planea irse de vacaciones y muy pronto regresar a visitar a sus amigos de la localidad de Barajas.

Para Rosa Vázquez, madre de la pequeña Cristina quien cursa el tercer grado, - dijo, “Desde que llegó el apoyo de la universidad, veo que mi niña convive más y es más desenvuelta que antes, me gustaría siguieran con este apoyo en la comunidad, para nosotros lo más importante son nuestros hijos”.

Diego era un niño a quien no le gustaba hacer la tarea, le pegaba a sus compañeros, hoy muy gustoso dijo “Voy a entrar a tercero y me gane una medalla porque les gane a mis compañeros a hacer todos mis trabajos”.

Daniel Maldonado Contreras de la licenciatura en Contaduría Pública de sexto semestre, también contribuyó en el proyecto, comenta que desde hace tiempo trabaja con comunidades y aseguró tener alrededor de 8 años contribuyendo a las causas sociales pero ya de manera profesional, aunque le gustó la idea de participar, ya que a diferencia de su trabajo, donde buscan recursos para comunidades en extrema pobreza, el trabajar con niños le agradó mucho “De los niños aprendes muchísimo y no te dejan hacer las cosas mal, ya que te toman como un ejemplo” concluyó.

Los alumnos universitarios que aspiren participar en estos proyectos, deben contar con iniciativa, disposición, apertura, espontaneidad, habilidades artísticas y querer tener una experiencia inolvidable. ¡Son los únicos requisitos!

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